El pasado sábado, 8 de febrero, estuvimos dibujando en Orihuela, repartidos por sus lugares históricos. Al finalizar, los pasteles de carne y las empanadillas sustituyeron, esta vez, a los calamares. Como siempre, a la cosecha añadimos los dibujos recibidos en la semana.
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Esta es la cosecha recogida en la ladera del río Vinalopó, entre el puente Viejo y la pasarela del pintor Vicente Albarranch, en la segunda quedada que hacemos en esa zona, a la que se añade los dibujos recibidos en la semana.
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Este sábado, 1 de febrero, volvemos a la ladera del río, en el mismo lugar que estuvimos el pasado día 11. En la confluencia de la calle Sana Ana con la Plaza de los Reyes Católicos está la Travesía de la Rambla, que baja a la misma. Ese será el punto de reunión. El objetivo es dibujar la ladera de enfrente, del lado de levante, entre el Puente Viejo y la pasarela del Pintor Vicente Albarranch, que une la Teulera con San José. Como siempre, a las 10:00 horas.
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El comienzo de la programación cultural que para este año ha elaborado la Casa-Museo del Hort dels Pontos tuvo lugar el pasado sábado, 25 de enero, y allí estuvimos, dibujando los carruajes de la exposición montada por la Asociación CV Ermita del Molar Yeguada Cuatro Pilares y compartiendo la jornada con el Taller de Dibujo Infantil con nogalina, impartido por Patricia Carrión. Una magnífica mañana de dibujo y convivencia.
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El sábado pasado, 18 de enero, ubicado entre la onomástica y la celebración de la fiesta del santo, volvimos a dibujar a san Antón. Los dibujos corresponden a esa quedada y los recibidos en la tercera semana del año.
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La Casa-Museo de l’Hort dels Pontos ha elaborado un Programa Cultural para 2025 y la primera cita es en dicho huerto el próximo sábado, 25 de enero, donde se llevará a cabo «Pinta Pontos», en la que Cuadernos Viajeros colabora.
Animamos, invitamos, a todos los que se interesan por el dibujo del natural, y especialmente a los cuadernistas urbanos, que vengan a «Pinta Pontos» a dibujar esta parte de nuestro patrimonio vital y cultural.
Sábado 25 de enero, en l’Hort dels Pontos, Casa-Museo, dibujar en Pinta Pontos, de 10:00 a 14:00h.
El sábado 18 de enero volvemos a dibujar en la ermita de San Antón, esta vez con motivo de la festividad del santo y su tradicional porrate.
El porrat de Sant Antoni Abat
El 17 de enero, san Antonio Abad, ha sido desde antiguo una fiesta muy tradicional, que en Elche marcaba el inicio de los carnavales. En 1483 el Concejo de la Villa acordó la fundación de un Beneficio y la construcción de una ermita, dedicados a San Antonio Abad, en la partida de Atzavares, junto al camino viejo a Alicante, a un cuarto de legua (unos dos kilómetros) de la población.
En 1684 se creó el gremio de alpargateros y oficios relacionados con el trenzado del cáñamo y el esparto bajo el patrocinio de Sant Antoni Abat. Fue entonces cuando se estableció la costumbre de realizar la romería a la ermita citada, seguida de un porrat (feria o mercado al aire libre que se celebra en la festividad de un santo en muchas localidades de la Comunidad Valenciana, donde se venden productos tradicionales).
La ermita ha sufrido grandes reparaciones y reconstrucciones totales. La actual se reconstruyó y bendijo en 1941 y consta de una sola nave y un sencillo altar. En cambio, la celebración ha tenido pocas variantes. Inicialmente, la imagen del santo se veneraba en la maestranza del clavario del gremio y más tarde en el taller del alpargatero más antiguo de la población, donde la víspera de la onomástica se exponía para ser visitada por los devotos y por la noche se le dedicaba una Serenata. Al día siguiente, tras la Diana y la bomba correspondiente se llevaba el santo a la ermita de Atzavares en una solemne procesión hasta llegar a las afueras del pueblo, donde se transformaba en una alegre romería amenizada por dolçaina i tabalet y banda de música, lanzamiento de cohetes voladores y tracas, a la que se sumaba un cerdo para ser sorteado y sufragar la fiesta.
Al llegar, misa solemne, y el “porrate”, que se volvía a celebrar el domingo siguiente, quedándose allí el santo toda la octava. A partir de 1864, en el mismo día, el santo regresaba al pueblo en procesión, había concierto de música en la Glorieta y se acababa con una gran traca y fuerte bomba. La fiesta tuvo un auge en consonancia con el desarrollo y encumbramiento de la que llegaría a ser la mayor industria en la ciudad.
Al porrat de Sant Antoni en los alrededores de la ermita siempre ha asistido el pueblo en masa, donde encontraba numerosas paradas de venta de torrat (garbanzos tostados), dátiles, frutos secos, dulces, pastas, mazapanes, peladillas alcoyanas, turrones jijonencos, bolas de caramelo, turrón de novia, cardos de novia (cardo comestible crudo que se cultivaba a cubierto de la luz solar para que presentara un bello color blanco)…, todo lo cual formaba parte de la “pesada de la novia”, tradicional costumbre que consistía en reunir en un gran pañuelo de seda el peso de la prometida en dulces y torrats.
La gente marchaba a la ermita bien provistos de un abundante almuerzo para pasar allí el día. A la típica “coca en sardina”, se le añadía habas, embutidos y ajos tiernos y sardinas que se asaban en hogueras al efecto, regándolo todo con abundante vino, el cual solía comprarse en las casas de los alrededores para no pagar el impuesto de consumo correspondiente. Un ambiente festivo donde no faltaban los juegos, los cantos populares y les cançonetes de fil i cotó.
En la década de los años 60 la industria zapatera relevó definitivamente a la zapatera. Hacia 1965 desapareció la última fabriqueta, el gremio se extinguió y pasó a ocuparse de organizar la fiesta la nueva comunidad del Barrio de San Antón, surgido en los aledaños de la ermita, en la que se albergó al santo y sirvió como iglesia al vecindario hasta que tuvo su propia parroquia.
La celebración ha perdido el sabor gremial y la pompa de antaño, pero no su popularidad. La festividad se trasladó al domingo siguiente del día del santo y la procesión se hace por las calles del barrio hasta la ermita, se mantiene la bendición de los animales y la rifa del cerdo y continúa el porrate, convertido en mercadillo ambulante y feria de atracciones, donde el protagonista ya no es el torrat. La cita con Sant Antoni sigue siendo ineludible para muchos ilicitanos, a pesar de que el espacio está cada vez más constreñido, escaso y vallado, por la presión urbanizadora sobre el entorno y ya no se puedan encender hogueras.
El pasado sábado, 11 de enero, iniciamos un reto que servirá de base a las quedadas de lo que resta de este curso. Se trata de dibujar las laderas del río Vinalopó a su paso por la ciudad, divididas en tramos entre los puentes, de manera que en una quedada nos situaremos en la zona de la ladera que elijamos desde donde dibujaremos lo que haya al otro lado de la Rambla, y en otra quedada posterior nos situaremos en la parte de enfrente a la que estuvimos, la que ya ha sido dibujada, para desde allí dibujar la ladera opuesta desde donde habíamos dibujado.
Estos dibujos corresponden al primer resultado del reto, en el tramo de levante de la ladera de la Rambla entre el Puente Viejo y la pasarela de San José-La Teulera, dibujados desde el Pla de Sant Josep.
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Esta imágenes corresponden a la primera quedada de 2025 que tuvo lugar el pasado sábado, 4 de enero, en la ermita de San Antón, preparatoria de la que haremos el próximo 18 de enero con motivo del tradicional porrate del santo.
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Hoy presentamos el quinto volumen de nuestra particular “enciclopedia” de Cuadernos Viajeros, la cual es un regalo que nos hacemos nosotros mismos en forma de recopilatorio impreso que guarda la historia de nuestras pequeñas obras de arte cotidiano y, a modo de diario colectivo, cuenta lo que somos y dónde estamos en momentos determinados.