(Viene de las anteriores entradas: la quedada y la comida). Ya hemos explicado anteriormente de qué forma se han intercambiado lo que llamamos cuaderno sorpresa. Cada cuadernista entregaba el que había dibujado con un máximo de 4 dibujos (algunos se dibujaban encima y no pudieron aguantarse e hicieron más, pero se perdona), se encerraba en un sobre para que no se pudiese distinguir de quién era y una vez reunidos todos los que se habían hecho se sorteaba el orden para retirar uno del montón.
Estos cuadernos, iniciados por un compañero, nos servirán para ir completándolos con dibujos propios, a la vez que a lo largo del curso podemos pedirle a otros colegas que nos echen una mano en la tarea de llenarlos. Cuando llegue el verano iniciaremos otro cuaderno sorpresa y de este modo iremos reuniendo un extraordinario recuerdo de experiencias plásticas y de nuestro paso por el grupo Cuadernos Viajeros.
¡Ánimo, que esto continúa!
Encuentro de Dibujantes Urbanos en Elche